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SACRAMENTO DE LA PENITENCIA

«Y todo proviene de Dios que nos reconcilio consigo por Cristo y nos confió el ministerio de la reconciliación»(2 Co 5, 18-19)

Cristo instituyó el sacramento de la Penitencia para que todos nosotros, miembros pecadores de su Iglesia, podamos obtener su perdón después de haber caído en pecados veniales o pecado mortal. Este sacramento nos ofrece la posibilidad de convertirnos y de recuperar la gracia de la justificación.

La celebración de este sacramento comprende los siguientes pasos:

1. Examen de conciencia: cuando el penitente repasando sus acciones, reconoce sus faltas.
2. Dolor de corazón: es el sufrimiento que siente la persona al saber que ha ofendido a Dios.
3. Propósito de enmienda: es la intención que tiene el cristiano de no volver a pecar, de mejorar sus actos para no volver a ofender al Padre.
4. Decir los pecados al confesor: se confiesan los pecados a un sacerdote y Dios por medio de éste absuelve al pecador y le indica una penitencia.
5. Cumplir la penitencia: el penitente realiza la penitencia indicada por el sacerdote y queda libre de pecado y en gracia con Dios.

La fórmula de absolución en uso en la Iglesia latina expresa el elemento esencial de este sacramento: el Padre de la misericordia es la fuente de todo perdón. Realiza la reconciliación de los pecadores por la Pascua de su Hijo y el don de su Espíritu, a través de la oración y el ministerio de la Iglesia:

«Dios, Padre misericordioso, que reconcilió consigo al mundo por la muerte y la resurrección de su Hijo y derramó el Espíritu Santo para la remisión de los pecados, te conceda, por el ministerio de la Iglesia, el perdón y la paz. Y yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (Ritual de la Penitencia, 46. 55 ).

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CONFESIONES

Horario de Confesiones

Media hora antes de misa, a diario;  durante todas las misas, domingos y festivos.

En caso de necesidad, hablad con alguno de los sacerdotes.

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